¿Te has puesto a pensar en la diferencia que se siente cuando tienes una meta, o cuando quieres lograr algo en especifico y cuando no tienes nada?.
Cuando tengo algo que quiero lograr mi mente y mi cuerpo funcionan de otra manera. Me siento como con más energía y hay una sensación de orden en mi mente. Y cuando lo logro tengo un sentimiento de satisfacción y triunfo que a todos nos gusta.
A diferencia de cuando no tengo una razón para hacer las cosas, simplemente me siento “a gusto”. No me incomodo, pero no es la misma sensación. Puede pasar el tiempo (mucho) y la sensación no es tan incómoda. Pero, entonces volteo a ver cuánto tiempo ha pasado y me doy cuenta de que realmente no logre nada. Es ahí cuando me incomodo y me siento mal.
Con frecuencia vamos por la vida así, sin metas, o simplemente cumpliendo las metas de otras personas. Esto a la larga no es sano. Todos estamos hechos para crecer. Como menciono frecuentemente en mis seminarios. Si yo no sigo creciendo, lo que he logrado hasta ahora, es lo más que he podido lograr en mi vida y por lo que voy a ser reconocido. Y no se tu, pero yo quisiera ser recordado por haber hecho más de lo que hasta ahora he logrado, y se que soy capaz. Todos somos capaces, solo que algo se nos atraviesa en el camino. O como dice Bob Proctor en su libro: “Todos nacimos ricos, solo que la mayoría de las personas anda un poco corta de dinero”.
Te invito a que dediques un poco de tiempo a pensar, ¿Que es lo que realmente quieres? ¿Cómo es que te gustaría vivir? ¿Qué te gustaría tener?. ¿Si el tiempo y el dinero no fueran un obstáculo, que te gustaría estar haciendo?.
El simple hecho de contestar estas preguntas te hará sentir tal vez incómodo o tal vez emocionado. Más adelante te ayudare a entender esas emociones. Lo que importa es que lo pienses y que lo imagines, ESO es realmente el comienzo.
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